19 de junio de 2009

Oro y Diamante


"Que seamos tan resistente como el oro y tan hermoso como el diamante"

Pues Dios los ha rescatado a ustedes de la vida sin sentido que heredaron de sus antepasados; y ustedes saben muy bien que el costo de este rescate no se pagó con cosas corruptibles, como el oro o la plata. 1 Pedro 1:18

Las joyas adquieren valor dependiendo del material y de las piedras preciosas que se usen para su elaboración; no es lo mismo una pieza hecha en oro con diamantes que una hecha en plata con imitación de piedra preciosa. El costo de la primera supera a la segunda ya que el material y la piedra usada tienen un gran valor en el mercado.

Si nos tocara escoger entre ambas escogeríamos la de oro con diamante primero por la calidad, segundo por su belleza, tercero su durabilidad y cuarto porque es una inversión para siempre la cual podrá ser usada por generaciones sin perder ninguno de sus atributos, porque el oro no importa los años que pasen siempre se conserva igual y del diamante no hay que hablar porque aún en la oscuridad brilla.

¡Qué ilusión nos da el sólo imaginar que podríamos tener algo de tanto valor! Esto nos emociona y nos quita el sueño hasta el punto de hacer planes para adquirirlo y debemos de saber que así como lucen esas joyas así debemos de lucir nosotros y darnos el valor que Jesucristo de Nazaret nos dio por medio de su sacrificio; nos lavó de todos nuestros pecados y nos redimió dándonos un valor incalculable superando el de las piedras preciosas.

Miremos el trabajo que Él ha hecho en nosotros, nos sacó de las tinieblas y nos llamó a su luz admirable para resplandecer y siempre brillar, porque todo lo que no era puro y santo nos lo quitó para hacer de nosotros lo mejor, por eso que nuestra ilusión no sea llenarnos de joyas sino que Su espíritu haga la obra en nosotros para que seamos tan resistentes como el oro y tan hermoso como el diamante.

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