16 de octubre de 2012

Pasar al otro lado!


“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Filipenses 3:13-14 En Dios no hay un estado ideal porque siempre quiere llevarnos de victoria en victoria, pero nuestra incapacidad de visualizar que hay mejores cosas nos estanca creando un estado ficticio de bienestar que termina atrofiándonos espiritual y físicamente. Acomodarnos a un nivel puede llevarnos a perder el enfoque, porque nos descuidamos y entramos en rutinas que producen retraso en el cumplimiento del propósito de Dios para nuestras vidas. Debemos tener claro que Dios tiene propósitos eternos con aquellos que le buscan y anhela llevarnos al siguiente nivel de fe. “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. Proverbios 3:5-6 Cuando sentimos que estamos en nuestra zona de confort, la autosuficiencia nos arropa y pensamos que no necesitamos a Dios. La familia y los hijos en salud, todos en la fe, no hay escases, nuestra vida espiritual es aceptable y pensamos que somos tan bendecidos que no necesitamos más nada, sin embargo, cuando todo está bien, cuando todo parece marchar perfectamente, debemos prepararnos porque es probable que ya Dios haya dado la orden para que nos movamos. Recordemos que Jesús dijo a sus discípulos pasemos al otro lado, y al incluirse les dio garantía que llegarían seguros a su destino, a pesar que durante el trayecto se levantaron vientos y una fuerte tempestad. “Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”. Marcos 4:35-40 Dios nunca nos dará la opción de retroceder y si lo hacemos es nuestra propia decisión, bien sea por temor o por desconfianza solo nosotros decidimos si avanzamos o retrocedemos. Si tenemos fe y la ponemos en práctica creyéndole a Jesús, experimentaremos cosas inimaginables y sobrenaturales, porque la fe no opera en el plano de lo posible, sino en lo sobrenatural de Dios. Para pasar al otro lado y que el milagro suceda tenemos que creer que Jesús va con nosotros. Si aceptamos el reto de pasar al otro lado con Jesús, seremos capaces de sobrevivir al dolor, a la escases o la abundancia, al rechazo o al abandono, a mejores cosas que tal vez no hemos recibido por estar aferrados al pasado, a un recuerdo, a una tradición o a una rutina. “Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”. Hebreos 10:38-39 “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”. 1 Juan 5:14-15

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