Léase 2ª a los Corintios 4.16-5.5
A través de los años he conocido maravillosas personas en su tercera edad. A una de ellas le pidieron que impusiera sus manos sobre alguien en el servicio de ordenación, y dijo con humildad: «¡Pensar que Dios use estas manos ancianas para algo tan especial!». Pienso en la mujer de 105 años que estudiaba al profeta Malaquías porque: «Voy a encontrarme con él pronto; así que es mejor que lo conozca».
Sin embargo, la edad avanzada y la fe no siempre van juntas. Algunas personas maduran y adquieren sabiduría, mientras que otras sólo envejecen. Algunas personas se retiran del servicio cristiano al retirarse de otras cosas, mientras que otras sirven hasta el momento de su muerte.
La 2ª Carta a los Corintios 4.16 habla del «desgaste» por el peso de los años y de los problemas que hemos enfrentado. Pero, aunque nuestro cuerpo decaiga, podemos renovarnos interiormente por la obra del Espíritu Santo. ¡Nuestros últimos años pueden estar más llenos de fe y entusiasmo que los primeros! Podemos recordar la fidelidad de Dios, entregarle nuestras vidas a su servicio, y mirar al porvenir con esperanza y gozo.
Sra. Colette Williams (Australia del Sur, Australia)
Oración:
PENSAMIENTO PARA EL DÍA El cuerpo se debilita, pero el espíritu se fortalece por la gracia de Dios. |
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