10 de agosto de 2010

PERLAS DE DIOS


Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla…Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. Apocalipsis 21:21-22

Me llama mucho la atención en cómo una pequeña piedra o basurita puede ser transformada en algo de valor, belleza y autenticidad. Cuando conocemos la habilidad de defensa que tienen las Ostras, en el momento en que una pequeña piedra logra entrar en su interior de manera impetuosa, dicha piedrecita en la intimidad de la Ostra sufre un cambio.

Sucede que la Ostra en su interior crea una sustancia llamada
nácar que es la sustancia que forra las paredes interiores de la misma. Cuando el mecanismo de defensa de la Ostra detecta una piedrecita o basurita dentro de sí, automáticamente comienza a cubrir ese objeto sin valor con capas de nácar, este proceso ocurre una y otra vez hasta formar una perla de valor, lo más interesante es que las perlas son de tamaño, color y forma variables.
Mientras más revestida es la piedrecita en la intimidad de la Ostra mas conoce la Ostra el valor y la belleza que tiene dentro, aunque el exterior piense lo contrario.

El contexto del pasaje de hoy nos dice que habrá un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva como promesa en la eternidad con nuestro Señor, y además a su vez nos habla de que descenderá del cielo la Nueva Jerusalén, lugar donde todos iremos a adorar al Santo y Eterno Dios. Para poder entrar a esta ciudad tendremos que atravesar una perla, tipificando esto una puerta. Tenemos aquí una riqueza espiritual, Juan el bautista pregonaba el evangelio diciendo: ‘’solo los valientes arrebatan el reino de los cielos, Mateo 11:12’’. Así como la piedrecita que arrebata su entrada a la Ostra, debemos arrebatar con gran ímpetu nuestra entrada al reino de los cielos. El Señor nos revestirá una y otra vez del nácar espiritual que es Su Gracia, cubriendo todo pecado, culpa y antigua manera de vivir y conforme a nuestra integridad a las leyes de su reino espiritual iremos siendo
transformados en Perlas de Dios; valiosas, preciosas y únicas para deleite de su Gloria.

Cuando Adán abdicó lo que se le había dado, el hombre a causa de esto perdió: su identidad, la imagen y semejanza espiritual sublime de su Creador, la comunión con Él, y el valor como hijo de Dios. Hoy al igual que una piedrecita podemos ser transformados de esa degradación espiritual, hasta recuperar lo que nos pertenece desde el principio a través de la Gracia de nuestro Señor Jesús.

Somos advenedizos en esta tierra, y por esta razón somos quienes decidimos prepararnos y dejarnos revestir de Su Gracia para así tener la entrada segura al reino eterno que nos espera. El pasaje continúa diciendo que el Apóstol Juan no vio templo en la nueva Jerusalén, sino más bien que El Señor Dios todopoderoso es el templo quien con su Gloria ilumina todo el lugar y El Cordero su lumbrera Es, y como característica de la Perla de Dios que eres, en ese lugar resplandecerás la luz del Cordero Santo.

Amado herman@, este será un privilegio que solo aquellos valientes conseguirán al vencer sobre el pecado del mundo. La promesa de una vida abundante que se les dio a las doce tribus escogidas por Dios, hoy es tu promesa también, esfuérzate y se valiente, conoce y aplica a tu vida los cimientos que los Apóstoles nos han dejado y esa verdad te ayudara alcanzar esa promesa eterna.


Hagamos esta oración: Señor Jesús, te doy gracias por qué no haces acepción de personas, te pido en este momento que quites todo aquello que me impide permanecer en tu reino, revísteme de tu Gracia que cubre toda falta y permíteme resplandecer a donde quiera que vaya con tu luz, que pueda alcanzar aquello para lo cual fui alcanzado por ti. En el nombre de Jesús amen.

Dios te bendice!

DS

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