26 de octubre de 2010

Si no cuesta RD$20.00, no lo compro.



Decía el chofer del carro en el que venía esta mañana, que en su pueblo había un don que vivió cerca de los 100 años de edad. Según el chofer, ese caballero tenía una peculiaridad: Era muy obstinado (lo que algunos le dicen terco como una mula o bruto). Tanto que aunque una cosa o trato comercial le convenía, muchas veces lo dejaba porque no se convencía del todo o no entendía el asunto.

Dice que en una ocasión el caballero y el padre del chofer salieron a comprar una cama, pues en nuestros campos hace muchos años atrás usaban algo que le decían Barbacoa (y yo pensaba que era una parrillada) o usaban hamacas o literas, pero no camas. Quería una cama porque trabajaba mucho y necesitaba una cama buena para dormir. Su compadre lo llevó a una tienda; entraron, vieron una o dos camas y, cuando le preguntaron al vendedor cuanto costaba, este dijo “mi don, esta le cuesta RD$18.00”. Sin embargo ocurrió algo extraño: El caballero dijo que no la iba comprar… su compadre le preguntó “pero compai’, poi’ que no la quiera comprai’?” “o compai’ –dijo el hombre- e que yo lo que tengo son 20.00 peso y yo duré mucho ajuntando eso cuarto, me fajé pa’ guardarlo, y esa cama cueta meno’ y si no me cueta lo que guardé, no la quiero pa’ na’ ¡

Por más risa que esto nos pueda causar, los seres humanos somos así de tercos, obstinados, taimados. En qué sentido? Fíjate: Un amigo tuyo te dice que el zapato que vas a comprar cuesta menos en tal tienda, pero como es tu amigo, no le prestas importancia. Pero tu jefe te dice que compró los de el en Blue Mall (por decir un sitio) y vas y lo compras ¿para igualarte con el jefe, para decir que estás Chick y muy caro, para privar en lo que no tienes? Cual sea la razón, prescindimos muchas veces hasta de ayuda por nuestro orgullo. Y lo que es peor, Dios nos señala en su Hijo Jesús el camino de salvación, nos dice que es gratuito, que solo debes entregar tu vida, pero nosotros nos ensimismamos en que debemos hacer sacrificios, dejar esto o aquello, que somos muy malos para merecer la salvación, que hay que hacer tal o cual cosa para merecer el reino. Hasta burlándose alguno cuando ve a alguien leyendo una biblia le dicen “se te va a derretir en la mano por malo/a”

Nos podemos reír del viejito, pero ¿y nosotros? Decimos tan alegremente “cuando Dios me toque, cuando Dios me llame, cuando yo vea a Dios o, cuando yo sea viejo, estoy muy joven” simplemente para evadir un compromiso divino. Precisamente hoy mismo Dios espera bendecirnos, ayudarnos, proveernos, pero pensamos que podemos hacerlo todo nosotros y, cuando chocamos con la realidad de que somos polvo, cenizas y humo… por lo tanto, al elegir, elige Vida Eterna, que ya Cristo pagó el precio. No son RD$20.00 ni RD$18.00, su precio lo cubre todo (es todo incluido).

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la Perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el Camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Mateo 7: 13 y 14

Facilitado por Leandro Ferreras

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